Marijose Romero Alonzo
Pienso a veces en el silencio del estar sumergida
como un presagio de la calma que viene con la muerte
y qué curioso que
al mar
siempre entro con mamá
como un presagio de la calma que viene con la muerte
y qué curioso que
al mar
siempre entro con mamá
la muerte es tan profunda como el mar
o el olvido
o la impermanencia
o la impermanencia
y ella me llama por mi nombre
pide de mí
hablarle de un sitio en específico
que se puede traducir como
las casas que se inundan entre mis dedos
a mamá
la quisiera eterna
como la canción de cuna que estremece
no hay nostalgia sin ficción
no hay “toco el mar”
es “aquí permito sentirme existente”
una udotea es la anécdota de un largo viaje
la mano sonámbula en el dormitorio verdiazul
improvisa un trémulo
y mamá me acoge en su oleaje
sus brazos diegéticos me muestran
la inconmensurable nostalgia feliz
tengo miedo que el mar se envenene.